Menos es Más
¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?
Por: Kleibs J Blanco
Constantemente sentimos esa sensación
donde la casualidad, lo inesperado, va poniendo marcas en nuestro camino
obligándonos a encauzar la vida en una dirección u otra. Hay quien dice que son
muestra de que existe el destino, de esa fuerza que está por encima de nosotros
y que nos empuja hacia una inevitable serie de acontecimientos, de los que no
podemos escapar.
Algo así va mucho más allá
de una simple sincronía, supone llegar a pensar que nada ocurre por azar, sino
que estamos “determinados”. ¿Qué supone para las personas pensar algo así? ¿Estamos
entonces anclados a un destino o somos libres para elegir nuestro propio
camino?
Yo en lo personal pienso que somos libres de
escoger quienes queremos ser, a donde queremos llegar y como lo queremos lograr
es en donde nacen las interrogantes.
¿Causalidad o Causalidad?
Si bien es cierto que la teología
y muchas teorías afirman que estamos creados con un propósito, el creer esto
nos limita a vivir una vida “Preplanificada” y donde queda la responsabilidad
de cada individuo en afrontar sus realidades sus propios designios sus propias
decisiones. Acaso ¿un asesino es asesino porque ese era su deber? O ¿Un niño
muere a corta edad porque a Dios se le olvido asignarle un propósito? Son cuestionantes
que deberíamos hacernos cada vez que nos dicen que nuestro destino está
escrito. Yo soy de las personas que creo más en las causalidades, todo tiene un
porque, una causa, un efecto todos somos capaces de cambiar nuestras estrellas
como vi una vez en una película. La cuestión está en
¿QUIERES CAMBIAR TUS
ESTRELLAS?
Hay científicos que afirman
la existencia de un “destino casi obligado”, y es el relativo a la herencia: la
genética de nuestros progenitores en ocasiones nos determina en muchos
aspectos, a veces en carácter, rasgos físicos, enfermedades… El contexto social
y personal en el que somos educados también puede afectarnos en mayor o menor
medida, al menos con una probabilidad de un 30 o un 40%. Pero por otra parte
también tenemos la excusa teolica favorita de todos los que pensamos como yo “el
libre albedrío”, donde cada persona está condicionada por sus propias
elecciones, por su propia historia personal y por su vida en una sociedad que
le permite inclinarse por una determinada senda, reconociendo errores, confiando
en uno mismo y asumiendo nuevos retos o proyectos.
Como decía Giovanni Papini 2El
destino no reina sin la secreta complicidad del instinto y la voluntad”
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